En esta nueva entrada de LA OTRA BANCADA quisiera presentar dos argumentos en torno a la participación política de los evangélicos en política en Colombia hoy:
Por un lado, tal participación no es un fenómeno reciente. Los evangélicos como actor político participaron en el proceso de formación de la Asamblea Nacional Constituyente. En esa ocasión se organizaron a través del Movimiento Unión Cristiana, apoyados por CEDECOL, pastores, denominaciones y diversas corrientes en el interior del campo evangélico. Esto les permitió alcanzar dos curules en la Asamblea Constituyente. Tal representación se diversificó a partir de las elecciones legislativas de 1992 y llevó a la participación de candidatos evangélicos o bien a través de partidos seculares o bien de partidos religiosos hasta hoy. Lo realmente diferente, es su posicionamiento ante la opinión pública a través de la visibilidad que les han dado los medios de comunicación y las redes sociales.
Además, el reciente florecimiento de candidaturas para las elecciones nacionales de 2018, es fruto, de la segunda ola de movilización religiosa que vive la región. Esta nueva movilización gira en torno a la defensa de la familia tradicional y en contra de lo que han denominado la “ideología de género” y el “lobby gay” en todas las instancia de poder. Ejemplos de esta movilización han sido los triunfos legales alcanzados por la Bancada Evangélica en Brasil, y las protestas en contra del reconocimiento de derechos de la comunidad LGTBI que se han desarrollado en México, Chile, Costa Rica, Colombia, Argentina, entre otros.